ANTES DE MEDICAR AL PACIENTE Y SU ENFERMEDAD

Por Diana Carolina Osorio Hernández MVH

 

La naturaleza es sabia, todo poderosa y perfecta, nada existe por casualidad y menos con la salud. Todo, absolutamente todo lo que ocurre con el cuerpo físico de un individuo tiene un sentido para ese espíritu y/o consciencia que lo habita. Una información, un mensaje importante que darle.
 

Desde niños aprendemos a temer a lo desconocido y a través del temor también se nos manipula. La sanación es justamente trascender la energía del temor hacia el Amor, que no es más que la misma compresión y/o consciencia. En medicina, entender el sentido de la enfermedad es el principio para empezar a sanarla.  
 

La medicina homeopática al igual que todo cuanto existe, incluidos los organismos vivos; está regida por unas leyes universales, la trasgresión por parte de la humanidad “enferma y/o inconsciente” de dichas máximas trae consecuencias.  Lo vemos a diario en un sin número de patologías en los animales de compañía y demás, cercanos a la especie humana. Lo experimentamos claramente en la ley de causa y efecto o de acción y reacción.
 

Si cumplimos a cabalidad con las leyes de la Homeopatía y hacemos el abordaje correcto del caso; donde, es de vital importancia indagar por la CAUSALIDAD, estaremos tratando al paciente y a su enfermedad, pues estos dos (Paciente y enfermedad) son un complejo indivisible; independientemente si la enfermedad es aguda o crónica. Desintegrarlos sería salirse del escenario que plantea el padre de la homeopatía, el Dr. Samuel Hahnemann. Por fuera de dicho escenario se trataría a la “enfermedad” y no al paciente o enfermo y eso significa que no llegamos al fondo, a la causa, al origen del desequilibrio a través de una adecuada empatía, interrogatorio y observación del paciente, propietario y entorno.
 

Se aparta por completo de la Medicina Homeopática limitarse mecánicamente a prescribir por síntomas sin profundizar lo suficiente en el paciente, enfermedad y entorno. Sin haber hecho el debido diagnóstico, sin individualizarlo (Modalizar y repertorizar sus síntomas mentales, generales y particulares característicos), ni haber generado, aunque sea y según lo permita el tutor una mínima de consciencia respecto al posible significado de la enfermedad en su animal y los posibles conflictos que con ello se encuentre reflejando.
 

Como médicos homeópatas estamos en la obligación de ser coherentes y sanos para poder tratar efectivamente a otros. El cumplimiento irrestricto de las leyes de la Medicina Homeopática hace que realmente seamos garantes de su aplicación y de la misma manera encontremos el resultado deseado. Considero el Amor, como el principal mandamiento de los sanadores genuinos pues nadie puede hacer bien a otro sin antes hacerlo consigo mismo.
 

El maestro Samuel Hahnemann Q.e.p.d ya lo intuía cuándo afirmaba que lo que observábamos en el organismo enfermo obedecía a causas invisibles. Hoy está afirmación se encuentra plenamente confirmada con la Nueva Medicina Germánica planteada por el Dr. Ryke Geerd Hamer Q.e.p.d., la Biología Total de los Seres Vivientes del Dr. Claude Sabbah y/o Decodificación Biológica entre otras ramas de la ciencia y la medicina como la física cuántica que plantean entre otros que todas las enfermedades obedecen a programas especiales de supervivencia respecto a la vivencia individual de cada organismo. Cuando llegamos como terapeutas hasta el fondo, al origen, a la causa y despertamos la suficiente consciencia en el tenedor del animal es cuando realmente estamos cumpliendo con la misión del médico homeópata; tratando al paciente, su enfermedad e incluso reconociendo los posibles obstáculos a la curación como lo que son; un todo indivisible. Esto es lo debido. No realizar esto, no solamente no constituye un verdadero tratamiento homeopático sino además es allanar el camino de la supresión.
 

Jamás debemos olvidar que la enfermedad llega justamente para sanar. Jamás debemos temerle, sino entrar a comprenderla, pues cumple con una finalidad importante y sensata como todo en la NATURALEZA, tiene un por qué y un para que, en la vida del individuo. En realidad, y aunque parezca descabellado, deberíamos AGRADECERLA, pues sin ella; difícilmente encontraríamos la salud y por ende la evolución de nuestra consciencia. 

Medicina Homepática Veterinaria

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